El mensaje proeuropeo de Van der Bellen ayudó a derrotar a la ultraderecha

AUSTRIA ELECCIONES (Previsión)

Luis Lidón

Viena, 5 dic (EFE).- Una polarizada Austria trata de explicarse hoy la victoria -más clara de lo esperado- del progresista Alexander Van der Bellen ante el ultranacionalista Norbert Hofer, en unas elecciones presidenciales que han aliviado a las capitales europeas.

Van der Bellen, quien insistió en que los comicios eran decisivos para el futuro del país en la Unión Europea (UE), venció ayer con alrededor del 53,3 por ciento de los votos, frente al 46,7 por ciento de Hofer, del ultranacionalista Partido Liberal (FPÖ).

El instituto demoscópico SORA explica hoy en una encuesta que uno de los motivos -el 65 por ciento- más citado por los votantes de Van der Bellen para respaldarlo era su posición proeuropea, que contrastaba con la visión euroescéptica de Hofer.

El histórico exlíder de Los Verdes logró movilizar sus apoyos mientras que numerosos votantes de Hofer, sobre todo en el entorno rural, se abstuvieron, en unas votaciones con una participación que se calcula que ha sido de alrededor del 74 por ciento, dos puntos más que en mayo.

Van der Bellen venció entonces por unos 31.000 votos, pero los comicios tuvieron que ser repetidos por irregularidades formales, mientras que ahora la ventaja ha sido de unas 300.000 papeletas.

El Ministerio del Interior aún debe ofrecer los datos finales de las elecciones, hoy o mañana, tras el recuento del voto por correo y, hasta entonces, Van der Bellen ha asegurado que no hará más declaraciones.

Aunque el candidato derechista no se mostró abiertamente partidario de abandonar la UE, sí dijo que favorecería un referendo si se daba más poder a Bruselas tras el "brexit", la salida del Reino Unido del club comunitario.

"Aunque los austríacos son gente crítica con la integración europea, si la cuestión es salir o quedarse dentro de la Unión, la respuesta es siempre 'no' a irse", explica a Efe Paul Schmidt, del laboratorio de ideas Asociación Austríaca por la Política Europea.

Este analista señala que numerosas encuestas muestran un apoyo constante a la UE de entre el 66 y 70 por ciento y a parte del electorado del político progresista lo movilizó la ambigüedad de Hofer sobre la pertenencia al bloque.

"Queremos cambiar el diseño de la UE, pero desde dentro. Para un país pequeño, con una economía muy abierta en el centro de Europa, salir de la UE está fuera de toda cuestión", agrega el experto.

El debate sobre el futuro europeo de Austria ayudó a Van der Bellen, que destacó su lado económico, social y de paz, mientras Hofer se vio atrapado por sus propias declaraciones, que después trató de matizar sin éxito.

"Hofer ha jugado con esto y después ha tratado de suavizar su posición, pero sin mucha credibilidad. Y Van der Bellen lo ha utilizado como uno de sus principales argumentos", expone Schmidt.

Además, el apoyo que recibió Hofer de conocidos euroescépticos, como el británico Nigel Farage, la francesa Marine Le Pen o el holandés Geert Wilders, le perjudicó, asegura el analista.

Al igual que en las elecciones de mayo, los apoyos a Van der Bellen estuvieron entre los jóvenes urbanos, las personas más formadas y especialmente entre las mujeres, explican diversos estudios postelectores publicados hoy.

En los últimos debates televisivos Hofer utilizó un tono mucho más agresivo, interrumpiendo de forma constante a Van der Bellen y lo acusó de forma constante de mentir.

"Mucha gente vio con incomodidad ese estilo de debate agresivo, llamando 'mentiroso' al adversario, haciendo entender que Van der Bellen no podía memorizar las cosas porque era muy viejo, que no se acordaba de lo que decía, acusándolo de que fue comunista, de que su padre fue nazi", resume el politólogo.

Por su parte, el fundador del instituto SORA, Christoph Hofinger, aseguró hoy que Hofer perdió en el último mes de campaña "credibilidad y simpatía".

Su estilo bronco le restó "aura presidencial", sobre todo entre las mujeres, afirmó el analista en un sesión preguntas y respuestas electrónicas con los lectores del diario liberal "Der Standard".

Y es que el puesto de jefe de Estado está dotado en Austria de pocas atribuciones, pero mucho prestigio, ya que se le tiene como una voz moral y suele ser el cargo más valorado.

Van der Bellen, que ha recibido felicitaciones de numerosos mandatarios europeo y de la Comisión Europea, comenzará su mandato el próximo enero y tendrá la difícil tarea de unir una sociedad polarizada por unos comicios que se prolongaron durante casi un año.

También la "gran coalición" de Gobierno entre socialdemócratas y conservadores ha recibido con alivio la victoria de Van der Bellen frente a un Hofer que había dejado entrever que utilizaría el cargo de forma más activa y que podría forzar a la renuncia del Ejecutivo.

Los dos partidos tradicionales han dominado la vida política austríaca desde 1945 y ven con temor cómo sus base electoral se va reduciendo, mientras que el FPÖ lidera las encuestas de intención de voto con el 35 por ciento. EFE

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